Lunes, mayo, las 14.45. Iba yo toda feliz con mi musiquita por el paseo Independencia con la intención de pillar un 25 hasta la otra punta de Zaragoza.
NOTA: Por si todavía alguien se pregunta por qué llevamos cascos los jóvenes, aquí está la respuesta: "para no tener que escuchar ninguna conversación sin sustancia de gente sin sustancia". Si "seríamos" ricos, pues iríamos en coche, pero como somos pobres, nos conformamos con ir en bus aislados del "mundo civilizado" (esto habría que discutirlo).
La cosa es que, por uno de esos motivos que mi mente no alcanza a entender, cuando he llegado a la parada, un entreñable abuelete me ha mirado con intenciones de entablar conversación. Yo, discretamente (bueno, no, un poco descaradamente) me he hecho la despistada dedicándole una sonrisa (¡grave error!). Cuando ha llegado el bus (y ha tardado...), por una de esas casualidades de la vida, el entrañable abuelete se ha sentado a mi lado. Así que me he dicho: "no puedes ignorarle, el hombre busca algo de afecto". Me he quitado los cascos y me he dedicado a escuchar historias asombrosas sobre el tranvía (el que había antes en Zaragoza - por cierto, a que no sabiais que cada máquina tenía dos motores y cuando llegaba al final de línea el conductor cruzaba el tranvía y ¡ala!, ¡ya está dado la vuelta!), la ruta de la seda (y como los árabes hacían la seda, porque había mas de 1000 fábricas en Andalucía en la Edad Media - en esos años en los que España era árabe) a partir (ésto no me ha quedado muy claro) de los gusanos de seda (había que matar de alguna forma que no he comprendido el bicho), de las moras (de comer, ñam ñam) y de cómo Colón descubrió América (y al parecer murió el pobre sin saber lo que había hecho). ¡Nunca un trayecto en bus había dado para tanto! Nos ha dado tiempo de discutir hasta si cuando acercas la tarjeta bus al puntito amarillo tiene que tocarlo o no hace falta. Yo he dicho que no hace falta, pero el entrañable abuelete estaba convencido de que si no tocaba, daba error, y de que las viejas, que no sabían cómo funcionaba la tarjeta, se dejaban todo el saldo porque se pensaban que daba errores. En este punto es cuando el bus llegaba a mi parada; me he despedido del buen hombre y he bajado.
Mientras estaba en el secador (esto es otra historia que no viene muy a cuento) e intentaba hacer un sudoku imposible, me ha dado por pensar en el viajecito en bus, y, divagando, he acabado pensando en "lo que pensamos, lo que decimos y lo que no callamos". Esta claro a qué me refiero con "lo que pensamos". "Lo que decimos" es lo que decimos siendo conscientes de decirlo, es decir, intencionadamente, y "lo que no callamos" es lo que sí que deberíamos callarnos, pero soltamos igual (pongamos que esto son rayitas en el brazo en distintas tonalidades). Si nos damos cuenta, nos han educado en una sociedad hipócrita, donde se exige sinceridad pero no se acepta. Queremos tener personas sinceras a nuestro alrededor, pero cuando nos dicen las cosas que piensan (y que son verdad) nos enfadamos, porque nos duelen, y nos mosqueamos por lo que han dicho. A continuación vamos a otro amigo a contarle la burrada que el anterior amigo ha soltado por esa boquita de piñón que tiene. En este punto, pueden pasar dos cosas: el segundo amigo suaviza la situación o el segundo amigo la agrava, metiendo cizaña. Al final un comentario sincero ha hecho que el grupo se acabe dividiendo en los seguidores del "amigo sobrado" y los que protegen al "amigo con el que se ha sobrado".
Y digo yo, ¿por qué no nos ponemos de acuerdo? O valoramos la sinceridad y la aceptamos, o reconocemos que nos gusta la hipocresía y evitamos amigos con exceso de sinceridad.
NOTA 2: Lo sé, últimamente estoy un poco filosófica. Debe ser la primavera...
NOTA: Por si todavía alguien se pregunta por qué llevamos cascos los jóvenes, aquí está la respuesta: "para no tener que escuchar ninguna conversación sin sustancia de gente sin sustancia". Si "seríamos" ricos, pues iríamos en coche, pero como somos pobres, nos conformamos con ir en bus aislados del "mundo civilizado" (esto habría que discutirlo).
La cosa es que, por uno de esos motivos que mi mente no alcanza a entender, cuando he llegado a la parada, un entreñable abuelete me ha mirado con intenciones de entablar conversación. Yo, discretamente (bueno, no, un poco descaradamente) me he hecho la despistada dedicándole una sonrisa (¡grave error!). Cuando ha llegado el bus (y ha tardado...), por una de esas casualidades de la vida, el entrañable abuelete se ha sentado a mi lado. Así que me he dicho: "no puedes ignorarle, el hombre busca algo de afecto". Me he quitado los cascos y me he dedicado a escuchar historias asombrosas sobre el tranvía (el que había antes en Zaragoza - por cierto, a que no sabiais que cada máquina tenía dos motores y cuando llegaba al final de línea el conductor cruzaba el tranvía y ¡ala!, ¡ya está dado la vuelta!), la ruta de la seda (y como los árabes hacían la seda, porque había mas de 1000 fábricas en Andalucía en la Edad Media - en esos años en los que España era árabe) a partir (ésto no me ha quedado muy claro) de los gusanos de seda (había que matar de alguna forma que no he comprendido el bicho), de las moras (de comer, ñam ñam) y de cómo Colón descubrió América (y al parecer murió el pobre sin saber lo que había hecho). ¡Nunca un trayecto en bus había dado para tanto! Nos ha dado tiempo de discutir hasta si cuando acercas la tarjeta bus al puntito amarillo tiene que tocarlo o no hace falta. Yo he dicho que no hace falta, pero el entrañable abuelete estaba convencido de que si no tocaba, daba error, y de que las viejas, que no sabían cómo funcionaba la tarjeta, se dejaban todo el saldo porque se pensaban que daba errores. En este punto es cuando el bus llegaba a mi parada; me he despedido del buen hombre y he bajado.
Mientras estaba en el secador (esto es otra historia que no viene muy a cuento) e intentaba hacer un sudoku imposible, me ha dado por pensar en el viajecito en bus, y, divagando, he acabado pensando en "lo que pensamos, lo que decimos y lo que no callamos". Esta claro a qué me refiero con "lo que pensamos". "Lo que decimos" es lo que decimos siendo conscientes de decirlo, es decir, intencionadamente, y "lo que no callamos" es lo que sí que deberíamos callarnos, pero soltamos igual (pongamos que esto son rayitas en el brazo en distintas tonalidades). Si nos damos cuenta, nos han educado en una sociedad hipócrita, donde se exige sinceridad pero no se acepta. Queremos tener personas sinceras a nuestro alrededor, pero cuando nos dicen las cosas que piensan (y que son verdad) nos enfadamos, porque nos duelen, y nos mosqueamos por lo que han dicho. A continuación vamos a otro amigo a contarle la burrada que el anterior amigo ha soltado por esa boquita de piñón que tiene. En este punto, pueden pasar dos cosas: el segundo amigo suaviza la situación o el segundo amigo la agrava, metiendo cizaña. Al final un comentario sincero ha hecho que el grupo se acabe dividiendo en los seguidores del "amigo sobrado" y los que protegen al "amigo con el que se ha sobrado".
Y digo yo, ¿por qué no nos ponemos de acuerdo? O valoramos la sinceridad y la aceptamos, o reconocemos que nos gusta la hipocresía y evitamos amigos con exceso de sinceridad.
NOTA 2: Lo sé, últimamente estoy un poco filosófica. Debe ser la primavera...
10 comentarios:
Bufff
Wow jefa, todo lo que has escrito es... verdad. Ninguno de vosotros se ha sentido identificado en algún
momento del post?.
En muchas ocasiones te encuentras a gentecilla amable en el bus ansiosa de exprimir hasta su última anécdota contigo, porque sí, porque ellos lo valen. PUES NO¡¡¡¡ Se tendrían que parar a pensar un momento si realmente te apetece hablar con ellos. No es cuestion de ser o no ser borde, es que puede que no te sientas en las mejores condiciones para aguantar "charlas insustanciales", o para escuchar lo triste que fue cuando su gatita "Catie" murió... y ni mucho menos para que te repasen la economía de Al-Andalus. En fin, no te apetece ser amable. Es entonces cuando entran en conflicto lo que piensas, lo que quieres decir, y lo que no quieres callar.
Hay maneras y maneras de decir una cosa. Y también existen, llamémoslos trucos, para expresar una cosa que no quieres decir de manera que la persona que escucha, oiga lo que has dicho habiendo oido lo que realmente quería oir. Parece un poco enrevesado, pero suele pasar a menudo. Entonces, el problema principal se reduce a una simple elección: existe lo que autora del post ha calificado como "lo que pensamos, lo que decimos y lo que no callamos". Luego, ¿te quedas con las tres, o prefieres unirlas todas en una?
Aquellas personas (del tipo A) que elijan quedarse con las tres por separado, estarán siendo educadas, cautas, en la mayoría de las ocasiones amables, pero hipocritas. A las otras personas (tipo B) que, por otra parte, digan lo que realmente piensen sin callárselo las tacharán de maleducadas, atrevidas y bordes. En ningún momento de sinceras, y creo que eso es totalmente injusto. Cada elección tiene sus pros y contras, pero parece ser que si decides juntar las tres cosas, solo te quedas con la peor parte.
Conclusión?
Que cada uno actúe como quiera y diga lo que le venga en gana. Pero tendrá que decidir el tipo de personas por las que quiere estar rodeado. Creo que ese tipo de decisión no se toma de un día para otro, ni precipitadamente. Sin querer parecer demasiado trascendental, cada uno ha ido decidiendo día a día, gesto a gesto y palabra a palabra. Así que a veces, es fácil intuir si la persona con la que hablas quiere un tipo de respuesta A, o una del tipo B.
Por mi parte, creo que todos sabeis (a base de rayitas en mi pobre antebrazo) qué tipo de personas prefiero ;). Así que os toca ahora elegir: ¿amigos con exceso o defecto de sinceridad?.
Sr. Clorofila
PD: A veces (no siempre), un exceso de sinceridad significa una rayita en el brazo, o momentos "clinc-clinc" como también los solemos llamar... Y a su vez, una rallita en el brazo significa confianza. Puede que coger el boli para rayar el brazo, signifique no tener que coger el puñar para clavarlo en la espalda :).
Desde luego, la que vive en un mundo aparte soy yo, que nunca me entero de ná...
Por otro lado, todos somos más o menos hipócritas, y a unas horas más que a otras. Personalmente, a mí me cuesta bastante algunas veces decir verdades que la otra persona no quiere oír, sobre todo si le tengo afecto. Si no, también me cuesta, pero no tanto ;P
¡¡Por cierto!! Y completamente fueeeeeeeeeera de programa...
¡¡¡YA SE LO QUE ES UN ENCENDEDOR PIEZOELÉCTRICO!!!
http://www.jscregalos.com/hogar%20menaje/cocina%20compras.php
Ahi lo teneis. Na más que un chemero de botón... uaaaaaa... Y hace interferencias porque tiene un circuitillo digital @_@
Lo que es la siensia.
Epa, que se me rompe la direccion:
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aaaaaaaah!! malagente!!!
http://www.jscregalos.com/
hogar%20menaje/cocina%20compras.php
Copiar y pegad la primera linea y luego la segunda... a ver si así...
Bravo!! Muy buen articulo jefa mantis.
La verdad es que ha sido casualidad, porque el otro dia yo pensaba: si fuera imposible mentir, el mundo podría tener dos posibles formas:
A - Un mundo perfecto porque, como nadie mentiría, nadie podria dudar de nadie ni elucubrar. Personalmente creo que muy poca gente llega a hacer cosas por maldad, creo que la mayoria de las malas acciones son por falta de comunicacion o porque hay mentiras de por medio, asi que podria llegarse a un mundo mejor.
B - Un mundo caotico. Todo el mundo odiaria a todos por decirles la verdad, habria un ambiente fatal ya que en cuanto alguien tuviera un fallo, todo el mundo se lo diria, sin mala intencion pero no estamos acostumbrados a las criticas constructivas, por ejemplo, señor clorofila me ha hecho en mas de una ocasion criticas constructivas sobre cosas que me habia costado mucho trabajo (vease video de naruto o tarta de queso jeje) pero como se que no me lo decia por joder, yo las asumia con alegria y me proponia a mi mismo hacerlo mejor la proxima vez. Por supuesto toda critica constructiva ha ido acompañada de un elogio de las buenas cualidades.
Asi deberia ser el mundo, si lo pensais todos nos ayudariamos entre nosotros a mejorar, a ser mejores personas, a mejorar nuestros defectos y a hacer un mundo mejor, pero si nos callamos lo que pensamos y despues lo cuchicheamos con otros y creamos ambientes peores, asi es como surgen los "malos rollos", pero claro, hay formas y formas:
Por ejemplo:
Un cocinero hace la comida:
-- Critico 1: puaj!!! que asco de comida, da asco, a ver si aprendes a cocinar **bron, no sirves para nada ni sabes cocinar.
-- Cocinero: que te jo***. La proxima vez te preprara la comida tu **ta madre ca***.
-- Critico 2: mmmm, no esta mal, pero tal vez podrias mejorar esto y aquello aunque esta parte te ha salido muy buena.
-- Cocinero 2: muchas gracias!, espero que disfrutes de la comida. Sin embargo, la proxima vez me esforzare mas en esos aspectos.
-- Critico 2: muy bien, me alegro, si quieres yo te ayudare y te dare consejos.
Ya se que son casos muy exagerados, pero si lo llevamos a la realidad, si fueramos todos como el critico 2 y el cocinero 2 el mundo iria a mejor, pero muchas veces, tendemos a actuar como el caso 1, y con que haya uno del tipo 1 (ya sea cocinero 1 o critico 1) ya es imposible.
El caso es que, no tanto como el critico 1, pero como el cocinero 1 tendemos a reaccionar muchas veces. Nos tomamos mal cualquier tipo de critica, y eso implica que tampoco nos atrevamos a hacer una critica constructiva
malas_reacciones ==> ! (critica_constructiva)
!(critica_constructiva) ==> situaciones_de_mal_rollo
situaciones_de_mal_rollo ==> malas_reacciones
Lo cual hace que todo esto sea muy dificil de llevar a cabo. Tenemos miedo de como reacciona la gente.
Esto da lugar a distintos tipos de personas:
A - las que yo personalmente mas admiro, las que dicen lo que piensan, pero con buena intencion, muchas veces son odiadas pero eso es porque la gente se toma muy mal sus defectos. (Ojo, no confundir con decir las cosas para joder)
B - las que menos me gustan (no gustar /= odio), y me temo que pertenezco en parte a estas, las que no se atreven a decir las cosas claras a nadie, a hacer ningun tipo de critica constructiva.
Por supuesto siempre hay terminos medios.
Analicemos a las personas de tipo B:
Una persona que tiene miedo a hacer criticas constructivas y que no es del todo sincero por eso. En algunos casos, a estas personas se las putea y claro, al no decir nada, tienen que tragar y tragar todo ("a veeeeeeer" (Chomsky), no penseis mal) y claro, esto supone un agobio increible para estas personas. En ocasiones acaban explotando (vease Flanders) y liberan todo, y creo que es la mejor forma de liberarse de sus cadenas.
Por ultimo, y como aclaracion, añado que personalmente, yo me considero en parte del tipo B, pero no del todo, es decir, con la gente con la que tengo confianza y son mis amigos no tengo problema en hacer criticas constructivas, pero con otras personas, con las que no tengo confianza del todo, no se soltarles cosas que deberia y me lo acabo tragando todo.
En fin, por eso una de las personas como las que me gustaria ser de mayor es jefa mantis, porque aun tengo que aprender mucho de ella.
Hey, pedazo reflexion Isma¡¡
En primer lugar me ha dado que pensar tu hipotético mundo en el que la gente no miente. Os imaginais? Como dices, se podrían dar esos dos tipos de situaciones. Pero pensandolo mejor... creo que esas situaciones se darían en el caso de que ése mundo en el que no existen las mentiras se creara ahora, en un marco actual. Es decir, puede existir el mundo sin mentiras que no tenga antecedentes, o un mundo sin mentiras habiendo existido previavemte el mundo actual. Luego, si partimos de la hipotesis de que antes de llegar al estado idílico de un mundo en el que todos dicen la verda,d no hubiese existido un mundo como ahora (en el que la gente miente y miente sin parar) podría ser que únicamente se diera tu hipotesis A: todo el mundo es feliz. Por qué? Por la sencilla razón de que si siempre se ha vivido con la verdad, uno está acostumbrado a las "criticas constructivas" y por consiguiente, no le afecta en absoluto oir lo que siempre ha oído: la verdad.
Lamentablemente, esto no puede ocurrir, dado que ya estamos viviendo en una situacion en la que las mentiras forman parte de nuestra vida. No podemos eliminar simplemente del mundo las mentiras, ni el racismo, ni la xenofobia... Incluso si se pudiesen erradicar de un día para otro, seguiría sin funcionar. Pues tenemos lo que podríamos llamar "cicatrices de la sociedad", tales como prejuicios, egoismo o mentiras.
Además, las situaciones de las criticas constructivas que ha puesto Isma son un claro ejemplo de las dos caras de la moneda, y la conclusión es inequívoca: tenemos miedo de la reacción de las personas (y por mucho que lo negemos, siempre nos importa lo que piensen, en mayor o menor medida).
En cuanto a los tipos de personas... pues no todo es blanco o negro. Hay muchos tipos de grises xDDD. Y bueno, depende siempre de las circunstancias, hay muchas cosas a tener en cuenta: el estado de animo, la amistad que te une con esa persona, la confianza que tengas con ella, las ganas de discutir o no... etc etc. Y, también has de pensar que no siempre es adecuado ser una persona del tipo A, o ser siempre del tipo B. Depende del momento, es conveniente ser una u otra ;)
Nota final: El blog es malvado, el blog es adictivo.
Por cierto, a partir de ahora isma pasa a ser Eidan, que me lie y no me queria poner isma, pero ya esta!.
Cierto, la verdad es que un mundo sin mentiras a partir del actual, casi seguro supondria un caos, pues el pasado siempre pesara.
Jo, que guay! Cuanto comentario! (Casi lloro eidan!)
Es que habeis dicho tantas cosas... no sé por dónde empezar!
Lo que ahora mismo me viene a la cabeza es la cantidad de veces que me arrepiento de haber dicho según que cosas. La sinceridad excesiva me ha costado más de una bronca. Mi pobre madre siempre dice "en esta vida hay que aprender a ser diplomático", pero para mí esto siempre ha significado ser hipócrita. Sé que cuando lo dice es porque algo ha aprendido a lo largo de su vida.
Sin embargo, como dice el señor clorofila no todo es blanco o negro, hay muchos tonos de gris y muchas clases de personas, y efectivamente según el momento somos de una u otra manera, aunque siempre predomine una conducta. Y menos mal que cada uno es diferente!
Lo del mundo sincero... yo tampoco puedo verlo ahora mismo, después de vivir en el mundo actual, es que es imposible. No estamos preparados psicológicamente para ser todo sinceridad, sinceramente.
Pero bueno, si al menos entre nosotros (sin llegar a ser malas personas, claro) podemos ser más sinceros poquito a poco, pues algo habremos ganado. No os parece??
Ou! Pues sí, ya funcionan los comentarios externos :D
Gracias ^__^ ¡y también por el enlace!
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